Distintos tipos de matafuegos ¿cuáles son las diferencias?

Los matafuegos o extintores so muy variados y se diferencian en su clasificación atendiendo a distintos criterios. De acuerdo a su uso de los extintores, estos pueden ser:

 

  • Manuales: los hay de todos los tipos.
  • Automáticos: solo están disponibles los de polvo o de agua.
  • Con ruedas: solo están disponibles los de polvo o de CO2.

Los tamaños de venta al público de los matafuegos varían desde 1 Kg. hasta los 100 Kg. Según el agente extintor que contengan, su volumen y carga pueden variar, por tanto, según su tamaño se clasifican de la siguiente manera:

 

  • Polvo – 1Kg. hasta 9Kg.
  • Agua – 1Kg. hasta 12Kg.
  • C02 – 2Kg. hasta 10Kg.
  • Automáticos – 6Kg. hasta 9Kg.
  • Con ruedas – 25Kg, 50Kg o 100Kg.
  • Otros – 1Kg. hasta 12Kg.

 

Sin embargo, en entornos profesionales, el volumen y tamaño aumenta considerablemente. Por ejemplo, un camión cisterna puede albergar hasta 38.000 litros de agente extintor.

También es posible catalogarlos según aquello que son capaces de apagar. Por tanto, es necesario diferenciar los posibles tipos de fuego. Para ello, el fuego se clasifica según el principal combustible que lo hace arder. Por tanto, la clasificación quedaría de esta manera:

 

  • Cuando el combustible es sólido, se trata de un Fuego Tipo A.
  • Si el combustible es líquido, será un Fuego Tipo B.
  • En caso de que el combustible sea gaseoso, habrá un Fuego Tipo C.
  • Si el combustible es metálico, será un Fuego Tipo D.

 

A parte, existen los fuegos eléctricos. Este tipo de incendio se puede producir en base a cualquier tipo de combustible. El único requisito para que un fuego sea eléctrico es que su combustible sea conductor de una corriente eléctrica. Esta circunstancia es más común con metales y líquidos, no obstante, es posible con muchos gases e infinidad de sólidos.

 

En función del agente extintor, existen los siguientes tipos:

 

  • Agua: fuegos de clase A sin electricidad.
  • Agua pulverizada: fuegos de clase A y B.
  • Espuma: fuegos de clase A y B.
  • De polvo: fuegos de clase A, B, C y eléctricos.
  • De CO2: fuegos de clase A, B, C y eléctricos.
  • Específicos para metales: fuegos de clase D y eléctricos.
  • De acetato potásico: fuegos de clase B y C.
  • De compuestos halogenados: fuegos B, C y eléctricos.

 

Extintores de agua

El agua a presión de estos extintores extingue las llamas por enfriamiento al poseer un gran poder de absorción de calor. Además, también sofoca el fuego, pues toda el agua evaporada a altas temperaturas de combustión expande su volumen en tal medida, que desplaza el oxígeno y los vapores de combustión. Es una de las mejores opciones para fuegos tipo A.

 

Extintores a base de agua pulverizada

La diferencia con los extintores de agua comunes es que, en este caso, la descarga se produce en finas gotas que generan una especie de niebla, consiguiendo mayor efectividad en la lucha contra el fuego. Por ese motivo, a parte de ser útiles contra fuegos tipo A, también se pueden utilizar contra fuegos tipo B.

 

Extintores a base de espuma (AFFF)

Al igual que ocurre con los extintores a base de agua, los de espuma ahogan las llamas por enfriamiento y sofocación. En este caso se debe a que la espuma crea una capa continua acuosa que desplaza el aire, enfría e impide posibles escapes de vapor que podrían generar más llamas. Óptimo para fuegos tipo A y B.

 

Extintores de Polvo Químico seco triclase ABC

El efecto químico que se produce con las llamas al poner en funcionamiento este tipo de extintores rompe la reacción en cadena del fuego. Además, el fosfato monoamónico que los compone se funde con las llamas y crea una sustancia pegajosa que se adhiere en cualquier elemento sólido, creando una barrera protectora frente a las llamas. Es perfecto para fuegos tipo A, aunque funciona igual de bien con fuegos de clase B, C y eléctricos.

 

Extintores de dióxido de carbono o CO2

En estos casos, al descargar el gas encerrado a presión dentro del extintor, el CO2 se expande abruptamente y su temperatura desciende de tal manera que se convierte en hielo seco o nieve carbónica, lo que permite enfriar el combustible. También se desplaza el oxígeno, con lo que hay un efecto de sofocación que contribuye a apagar el fuego. Funciona muy bien con fuegos de clase A, B, C y cualquiera de sus variantes eléctricas.

 

Extintores específicos para  metales combustibles o aleaciones metálicas

Suelen actuar por sofocación, generando una capa o barrera entre el metal y el aire, de modo que impidan al fuego respirar y expandirse. En efecto, son la mejor opción para fuegos de clase D y eléctricos metálicos.

Extintores a base de acetato de potasio

Especialmente diseñados para combatir fuegos producidos sobre aceites y grasas de freidoras, cocinas, etc. siendo estos más útiles como medidas de seguridad en restaurantes. El acetato potásico se descarga en forma de niebla que, al entrar en contacto con el aceite o grasa, crea una espuma jabonosa que separa la superficie del aire. Además, parte de las gotas de la neblina se vaporizan refrigerando el aceite o grasa en combustión. Por ese motivo es perfecto para fuegos tipo B y C.

Extintores a base de compuestos halogenados

Actúan igual que los anteriores, rompiendo la reacción en cadena del fuego, con la ventaja de no dejar vestigios ni residuos. Tampoco son conductores de la electricidad. Por tanto, permite apagar fuegos B, C y eléctricos.

Descubre más desde Realidad Sanmartinense

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo