Si no es libre, no es amor

Llega San Valentín, las vidrieras se llenan de corazones, y el amor romántico se tiende a idealizar. En diálogo con RSM, la psicóloga Josefina Gargiulo alertó: “En este 14 de febrero muchos violentos se harán los románticos, y aprovecharán para prometer por vez número mil que pueden cambiar. Regalarán flores y bombones y lograrán pasar a la fase “luna de miel” del ciclo de la violencia”.

La psicóloga relató un típico desarrollo de relación de pareja que deviene violenta:

“Te invita a salir, te dice que te ama. Y como te ama, te dice que quiere que seas de él para siempre. Al poco tiempo de conocerte te sugiere que no te vistas con calzas, que no uses shorts tan cortos, que uses remeras más anchas y largas que te tapen la cola. Un día te dice que para qué vas a salir con tus amigas, que mejor te quedes con él. Vos salís igual y cuando volvés a verlo se hace el ofendido, el dolido, así que la próxima vez decidís no salir con tus amigas».

«Te revisa el celular porque dice que no tiene que haber secretos entre los dos. Te acusa de engañarlo si no lo dejas revisarlo. Cada vez que salís de casa te dice que seguro te vas a ver a otro. Si saludás al vecino te acusa de estar acostándote con él. Si no te dan ganas de tener sexo con él te acusa de no quererlo, o de estar engañándolo así que tenés que hacerlo con o sin ganas, para que no se enoje».

«Para estar bien con él, te alejás de tus amigas, tratás de no mirar a nadie en la calle, le mandás la ubicación a cada rato para que sepa que estás donde decís, lo llamás para confirmarle que estás bien (porque te hace creer que su asfixia persecutoria es cuidarte). Abandonás proyectos. Te abandonás».

«Te maltrata verbalmente, o fisicamente, o sexualmente, o económicamente pero siempre, siempre, te jura que te ama. Y le creés, le das la oportunidad que te pide, para luego volver a sufrir todo de vuelta una y mil veces.
En éste San Valentín muchos violentos se harán los románticos, y aprovecharán para prometer por vez número mil que pueden cambiar».

«Hay que cortar con el ciclo de la violencia, pedir ayuda, a una amiga, a un familiar, a quien sea. Hay que salir de ese círculo vicioso”.

Josefina reflexionó: “muchas veces los casos de violencia de género se individualizan, se dice que quien golpea o abusa “está loco”, o que es violento porque es adicto. Pero: ¿son los «problemas psicológicos» o el alcoholismo excusas válidas para quitar responsabilidad a un sujeto que ejerce violencia sexual o de cualquier tipo sobre una mujer (o niña, o niño)? No, no lo son».

«Por ejemplo, el alcohólico cuando se excede en el uso de alcohol elige cuidadosamente a sus víctimas. Esperan llegar a casa y ejercer el poder a través de la violencia sobre sus esposas e hijas e hijos. El alcoholismo es una enfermedad, la violencia no lo es. Es un patrón aprendido: aprendí que sobre «mi» mujer y «mis» hijos puedo hacer lo que yo quiera, puedo someterlos, puedo abusarlos porque son «MIOS».

Violencia de género es cuando las mujeres son vulnerables a ser violentadas por el sólo hecho de que el hombre cree tener propiedad y superioridad sobre ellas. La violencia de género no es «estar loco» ni es consecuencia de una adicción. La violencia de género se gesta desde la cuna, mecidos en la cultura machista que enseña y refuerza a cada instante que las mujeres son objetos y propiedad de los hombres, y que los hombres pueden hacer con ellas lo que les plazca, aún a la fuerza”.

Josefina Gargiulo es Licenciada en Psicología, MP893, y ha realizado un posgrado en Violencia de Género.

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