Ley de Alquileres: ¿qué nuevos cambios se vienen con Milei?
“Lo único que ha hecho la ley de Alquileres fue daño”. Con esas palabras, el presidente electo Javier Milei prometió una fuerte avanzada contra la norma que regula los contratos de millones de inquilinos en todo el país y que hace un mes fue modificada por el Congreso. El libertario quiere derogar la normativa y regresar al sistema que rigió hasta hace años, sin regulaciones de precios. Qué implicaría y qué podría pasar con los contratos de alquiler.
Para el libertario, la actual normativa por la que se rigen más de 8 millones de inquilinos hay que “derogarla y entender que es un contrato entre partes”. “Lo único que ha hecho la Ley de Alquileres es generar daño”, dijo, a la par que se manifestó a favor de que los contratos tengan “libertad monetaria”. Eso eliminaría cualquier tipo de regulación estatal y regresar a los contratos regidos por el Código Civil y Comercial.
Por ahora, es una verdadera incógnita si una derogación y ausencia de regulación puede beneficiar a los inquilinos, que ya tienen suficientes dificultades a la hora de defender los pocos derechos con los que cuentan, sumado a los precios desmesurados para ingresar a una vivienda.
Juan Arrizabalaga, referente de la Federación de Inquilinos Nacional, advirtió a Página|12 que la derogación de la normativa “va a profundizar la crisis del acceso a la vivienda que ya existe”, y aseguró que este último tiempo fueron trabajando mucho y “militando desde la lucha” ciertas “políticas regulatorias que nunca fueron fáciles” para mejorar el acceso a la vivienda cada vez más complicado.
Sin marco normativo, se “deja la puerta abierta a que la vivienda profundice su aspecto como mercancía dolarizada y el impacto al acceso a tierra y vivienda”. “Es una de las grandes utopías del sector empresario en argentina”, añadió.
Por eso, los escenarios que se abren no son esperanzadores: “Va a haber mayor hacinamiento. Estamos en una situación similar a la década del ´30. Hay un proceso de expulsión de la tierra agraria y de la expulsión de la tierra urbana”.
“El porcentaje de propietarios es del 65 por ciento, que es bajo, pero si tomás las ciudades grandes el porcentaje baja mucho más. Eso quiere decir que no tenés estabilidad habitacional, eso va a profundizar el proceso de expulsión urbana”, finalizó.
El sueño de Milei para los alquileres
En concreto, Milei plantea volver al esquema que había antes de la existencia de la Ley de Alquileres, es decir, acuerdos que se realicen según lo que establece el Código Civil y Comercial. Hasta la sanción de la ley, en 2019, los alquileres eran por un plazo de dos años y la actualización se realizaba de forma semestral, pactada de antemano por el inquilino y el propietario y fijada en el contrato.
De todos modos, las normativas comenzaron a ser reclamadas porque la falta de regulación traía ciertos problemas de previsibilidad y de injusticias para los inquilinos. Por eso se establecieron, entre otras cosas, métodos de cálculo de aumentos y una duración mínima de los contratos.
En la última reforma sancionada en octubre de 2023, se establecieron contratos de 3 años y actualización de precios cada seis meses bajo la fórmula Casa Propia, elaborada por el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, un coeficiente basado en la evolución de los salarios y la inflación.
Gervasio Muñoz de Inquilinos Agrupados sostuvo lo siguiente: “Milei plantea cerrar el ministerio de Hábitat y derogar la ley de alquileres. Y estas dos medidas encuentran receptividad, también en los propios inquilinos e inquilinas porque durante estos últimos cuatro años el ministerio de hábitat no hizo absolutamente nada por 10 millones de inquilinos y tampoco para que la ley de alquileres no se cumpla. Porque la victoria de Milei es sobre todo la respuesta al fracaso de la gestión del gobierno saliente”.
“Siempre se puede estar peor. La derogación de la ley de alquileres (tan pedida por el mercado, los medios de comunicación y el propio Sergio Massa) institucionalizará “la ley de la selva” para acceder a la vivienda. Las organizaciones inquilinas del país, por supuesto, seguiremos defendiendo a los inquilinos y si es necesario redoblaremos la pelea”, concluyó.
¿Qué puede pasar con los contratos?
Lo que se sabe es que si Javier Milei deroga la ley el mismo 10 de diciembre, no debería afectar a los contratos actualmente pactados, incluso aquellos que se firmaron con la reforma de octubre. En cambio, aquellos que renovarán contrato o alquilarán por primera vez con un nuevo dueño, sí podrían verse afectados porque se “blanquearía” algo que en la práctica ya ocurre: que la mayoría de los alquileres están en dólares.
En cuanto a qué puede pasar con los alquileres que hoy en día se encuentran en oferta en pesos y podrían pasarse directamente a dólares tras esta declaración, el sector prefirió mantenerse cauto.
La noble intención de proteger a los inquilinos es innegable. Sin embargo, esta legislación, en su ejecución, ha generado consecuencias contraproducentes que afectan tanto a propietarios como a potenciales inquilinos.
Imaginemos a alguien que ha dedicado toda una vida al ahorro para adquirir una segunda propiedad. Su plan consistía en obtener ingresos de la renta de esa propiedad para asegurar sus años de retiro. Sin embargo, la nueva ley de alquileres ha introducido un desequilibrio al favorecer en exceso al inquilino. Los resultados son perjudiciales:
1. **Retirada de viviendas del mercado de alquiler:** La falta de seguridad jurídica ha llevado a muchos propietarios a retirar sus propiedades del mercado de alquiler. Este movimiento defensivo reduce la oferta de viviendas disponibles para arrendamiento, exacerbando la escasez y elevando los precios.
2. **Redirección de ahorros a otras inversiones:** Frente a las incertidumbres y riesgos asociados con la ley de alquileres, los propietarios han optado por invertir sus ahorros en otras áreas, agravando aún más la crisis de vivienda. Este fenómeno no solo impacta a quienes buscan alquilar, sino que también afecta negativamente a aquellos que deseaban asegurar su jubilación a través de los ingresos por alquiler.
Es crucial reconocer que los redactores de la legislación parecen carecer de una comprensión profunda del funcionamiento del mercado inmobiliario, que involucra a todos los ciudadanos. Aunque la intención inicial era noble, la implementación ha dejado mucho que desear.
Quizás, en lugar de imponer restricciones que desincentivan la oferta de viviendas en alquiler, sería más efectivo adoptar medidas que fomenten la construcción específica para este propósito. Asimismo, la facilitación de créditos hipotecarios razonables podría ser una estrategia más equitativa y sostenible, beneficiando tanto a propietarios como a inquilinos. Este enfoque proactivo podría aliviar la presión sobre el mercado y contribuir a un sistema más justo y eficiente.