Entrevista a Albricias, luego de su paso por República Checa:»Con organización, respeto y solidaridad se pueden lograr los sueños»

La ciudad de Zlin nació junto a su pequeño taller de calzados artesanales que luego se convirtió en la prestigiosa y gigantesca fábrica Bata. Para 1895, la manufacturera contaba con un edificio que sería orgullo para el continente europeo. El mismo contaba con un ascensor, donde trabajaba la secretaria del jefe que recorría todos los pisos a modo de vigilancia. Está es una de las tantas postales sobre las que el director de Albricias, Rubén Cabrera, y el bailarín NumaVarela Raggio reflexionan al contar su paso por los festivales de las ciudades Cervèny Kostelec y Zlin.

La delegación que viajó estuvo compuesta por veinticinco integrantes entre niños y adultos. Entre ellos también estaban los músicos que acompañaron en vivo.

En Cervèny Kostelec los estaban esperando: fue el embajador quien los recibió y los acompañó durante su estadía.

El idioma no fue una barrera, porque llevan consigo un lenguaje que les permite expresarse con libertad: el corporal.

RSM: ¿Cómo fue su encuentro con el embajador de Argentina?

Rubén Cabrera: La embajada estaba interesada en nosotros. Empezaron a escribirnos antes de que viajáramos. Cuando apenas llegamos a República Checa no teníamos ningún contacto. Ni bien aterrizamos recibí un mensaje del embajador que decía “Bienvenido a República Checa”, y cuando nos encontramos él nos hizo de guía de turismo, porque nos vino a ver. Fue muy amable. Incluso se lamentó de no poder acompañarnos más. Entonces nosotros al día siguiente fuimos a verlo…

Numa: si, con la indumentaria, para bailar. (Risas)

RC: y lo hicimos bailar, que como bailarín era muy malo, pero le pusimos el sombrero y el poncho.

N: Malo, ¡pero muy valiente!

RSM: Y entre todas las músicas que llevaron, presentaron la cueca neuquina.

RC: Esa es otra de las cosas que sucedió en este espacio. La cueca neuquina es la primera vez que sale del país. Es propia de la zona de Chos Malal, no llega a Zapala. Es una música con mucha influencia de la cueca chilena, pero hay que reconocer que en ese espacio no se conocían los límites, y la gente hacía la veranada y la invernada sin darse cuenta que estaban cruzando la frontera. Entonces culturalmente hay una mezcla. Si bien la cueca neuquina tiene sus características propias, un oyente común no distingue las diferencias. Pero los que estamos en tema, sí.

RSM: ¿Cómo es que llegan  a presentarla fuera de la provincia?

RC: El año pasado logramos presentar esta cueca en Buenos Aires, en un Congreso Nacional de Folclore en el Teatro San Martín. Este año, uno de los cultores de la cueca, Atilio Alarcón y Rosa Benítez, me dijeron: “vos sos el único que podes sacar la cueca fuera de este ámbito”. Fue un gran compromiso. Y la llevamos a Buenos Aires.

RSM: Y a partir de ahí, la cueca neuquina pegó un salto internacional…

JC: Y de ahí fue presentada internacionalmente sin querer, si tener conciencia, hicimos un poco de historia de esto. Estamos marcando un camino a esta manifestación cultural.

N: Todas las especies folclóricas argentinas pasan por procesos parecidos en los que de alguna forma se recopilan y como está tan vinculado con las tradiciones del lugar donde surgen todavía siguen vivas. La cueca neuquina es de una región propia, diferenciada, estudiada, y está viva, así como están vivas las chacareras y las zambas, y siguen evolucionando en sus cunas, y es una alegría destacar que la cueca neuquina compartió escenario con La Telesita y con otras representaciones.

RSM: Y con el folclore de otros países.

N: Eso es la yapa. Hace unos días me preguntaban cuál es la diferencia entre presentarte en República Checa y Argentina. Cuando estás en el escenario bailás mucho más para tus compañeros. En tu lugar bailás con tus  compañeros para el público, allá se forma un micro sistema social, que se arma una dinámica grupal muy linda, y entonces lo de los otros países es interesantísimo, pero aprendés más de vos.

RSM: Aparece una revalorización de lo propio.

N: Definitivamente. Te sale instintivamente. Cuando volvemos vamos a contar todos los detalles del baile del dragón de Taiwán, que es impresionante porque vos a lo lejos ves un dragón gigante que se mueve, pero después de a poquito se va destilando. Y ves que ese folclore es de ellos, es su forma de ver el universo, y nosotros tenemos la nuestra. Y como bailarían ves como ellos se relacionan en el escenario, y como nos relacionamos nosotros.

JC: A pesar de las diferencias culturales y de tiempo, hay algo fundamental; las mayorías de esas culturas tienen el mismo paso de baile que una cueca, o que un vals. Entonces la pregunta es como a nosotros nos fue llegando esta información, como de pronto Francia, Italia, España, Isla de Pascua, o Panamá, tiene la misma información genética en cuanto a las danzas.

RSM: Es un lenguaje corporal

JC: Y es el lenguaje más difícil porque no se puede mentir. El lenguaje corporal es una dificultad, no podes engañar a nadie, lo que te pasa por el cuerpo es lo que transmitís. Si tu cuerpo está sintiendo, tu cuerpo reacciona a ese sentimiento. Los ensayos son muy importantes para preparar el cuerpo, para que aparezca esa emoción y se revele. Si no hay un trabajo previo, te quedás con esos sentimientos muy adentro y sin poder decirlo. El cuerpo tiene que prepararse para poder expresarse, sino muchas emociones quedan truncadas.

RSM: El cuerpo es un canal de expresión hay que vaciarlo para que se llene de la emoción que trae la danza.

JC: Y en estos casos, en estos festivales, tan lejos de casa, empezás a ver la bandera argentina en el escenario y te llenas de nostalgia y patriotismo. Salís sin competir, porque la competencia es con vos mismo, vos podés emocionar a los demás.

N: por eso quizás se da esa relación entre el grupo.

RSM: Y también es la responsabilidad de mostrar lo que traen de su país.

JC: Si, pero que en realidad no es nuestro. Eso es lo peor. Porque si fuera tuyo, vas despreocupado, pero como no es tuyo, no te pertenece y te tocó a vos, es fuerte. Y por suerte somos un poco inconscientes. (Risas)

RSM: ¿Cómo llegan a organizar las presentaciones en los festivales de República Checa?

 JC: Es la segunda vez que voy en mi caso. Allá me encontré con alguien que me reconoció de aquella vez, una periodista. Cuando nosotros salimos tenemos que abrir puertas. No tenemos derecho a cerrar nada. Hay que abrir posibilidades para otros argentinos, y no me refiero al escenario. Porque en el escenario te puede ir bien o mal, pero en el otro escenario, el de la convivencia, debajo del escenario, en el escenario de la vida…porque cuando ven un grupo de latinoamericanos dicen “son quilomberos, hay que cuidarse, hay que tenerlos cortitos porque no cumplen con los horarios”. Nosotros ese trabajo lo hacemos acá. Si te dicen a las seis, seis menos veinte tenemos que estar. Si te dicen una actuación de ocho minutos, en ocho minutos menos un segundo tenemos que hacerlo. Es el respeto a esta cultura tan estructurada, tan rígida y nosotros tenemos que abrir puertas.

RSM: ¿Cómo fue enfrentarse a esa cultura tan rígida?

JC: Nosotros tenemos la capacidad de resolver cualquier situación. Ellos no. Allá vos cambiás algo de lugar y es un drama por qué no tienen capacidad de resolver. La presentación nuestra era cronometrada cuando largaba el primer acorde musical, comenzaba el cronómetro y se anotaba en una planilla y cuando terminaba…

N: Te ponían “más 20 segundos, menos 20 segundos”

JC: Y si te pasabas un minuto, en la próxima presentación tenías un minuto menos.

N: Pero vas a ver el espectáculo de folclore y funciona. Por eso, hay mucho fuera de eso que es lo más sustancioso.

RSM: ¿Cómo llegan a cumplir con el objetivo de viajar?

JC: Nosotros estamos dentro de una organización mundial que pertenece a la UNESCO. En esta organización llevamos como 20 años viajando. No viajamos todos los años por una cuestión de presupuesto. El pasaje hasta el lugar lo tenés que costear. Después no pagás nada más. Y tenés que cumplir con las normas rigurosas de los tiempos del espectáculo…

N: Llevar los músicos en vivo, por ejemplo. No se pueden llevar pistas. En el grupo tienen que ir los músicos con sus instrumentos incluidos. Llevamos 6 músicos. Los taiwaneses eran los únicos que no tenían banda, que sonaba una orquesta. Tenés que llevar los trajes tradicionales, la bandera de ceremonias y también por una cuestión protocolar, se llevan presentes para intercambiar con las autoridades de los festivales.

JC: Es fundamental, y te lo aclaran, que la esencia de tu folclore esté presente. Al margen de las coreos, se tiene que dar cuenta de un marco de espectáculo pero con la esencia. Las danzas argentinas, sacando el malambo, se bailan en pareja. El planteo es que nuestra danza está en Latinoamérica. Existe la danza siempre y cuando existamos vos y yo para hacer la unidad. A partir de ahí se construye el todo. En nuestra danza, a pesar de que estamos separados, al final se plantea la unidad. Yo no existo en la medida que el otro no exista. Y cuando vas en forma grupal existís en la medida que todo lo grupal exista. Y entonces se produce una cosa mágica que es que cuando el grupo funciona lo de afuera es lo imperfecto y lo de adentro es lo perfecto. Este es el hilo conductor de nuestras tradiciones. También puede ser un abrazo, el abrazo de un chamamé. Pero tenés que estudiar como baila un correntino, como abraza. El chamamé en la Patagonia tiene otra información genética, se baila distinto. Y esto hay que estudiarlo mucho, sin caer en lo histórico de hacer una danza histórica, porque ya nosotros tenemos otra información.

RSM: Bueno, las danzas evolucionan…

JC: Claro. También es cierto que si el folclore no tiene esa evolución se pierde y pasa a ser un objeto de museo. Y eso es lo que no tiene que suceder. Nosotros tenemos que reinventarlo cada día.

N: Como argentinos tenemos una particularidad que es la vastedad del territorio que hace que la diversidad y estilos de vida cambien mucho de un lugar a otro. Por lo tanto, tenemos una cantidad de especies folclóricas muy vistosas. Y eso lo permite solamente una historia y una circunstancia como la nuestra, que comparado con la situación europea es muy especial: para ellos es sorprendente la cantidad de vestuarios distintos que llevamos porque el folclore checo es muy acabado técnicamente, y en eso nosotros somos más artistas. El folclore europeo mantiene un canón común. Reconocés al folclore checo o al italiano. Solo por contraste lo quiero decir: ves un chamamé y descubrís un mundo. Ves una danza del Noroeste argentino y es otro mundo. Hasta las cosmovisiones son distintas. Y nosotros como argentinos podemos darnos el lujo de interpretar y pasar por el cuerpo eso, nos pertenece, y lo tenemos aunque no lo queramos reconocer. Es parte de nuestro folclore y no nos resulta extraña una chacarera, o acceder a ese conocimiento tan variado.

RC: En la mezcla de los que estaban y de los que vinieron en diferentes tiempos hicimos una  ensalada riquísima, con muchos colores y muchos sabores. Está en nosotros disfrutar de esta diversidad de propuestas. Lo único que tenemos que hacer es rescatar de cada región lo que ya está. No vamos a inventar nada. Lo que podemos es interpretar este saber popular.

N: En Argentina habita la comunidad más grande de Republica Checa, en el Chaco. Hay un pueblo que hacen la fiesta de la colectividad y bailan su folclore checo. Entonces existe hasta esa mezcla.

RSM: ¿Cómo se adaptaron para convivir con las diferencias culturales?

RC: De alguna manera observás cómo es toda la estructura de todo el país. Cada uno hace lo que tiene que hacer y no hay discusión. Hay mucho para aprender de eso. En nuestro país entregás un papel en una oficina y esperás y esperás. Allá no funciona así. Al día siguiente ya está resuelto. Y así con todo. Si te dicen que la cena es a las cinco y media, es a esa hora. Y cenás en cinco minutos porque no existe la sobremesa.

N: Permanentemente estás resolviendo para poder entender cómo funciona. Cuando terminás de comer sabés que la bandeja va en un lugar, el plato en otro y en otro los cubiertos. Y para cada cosa que hagas tenés que resolver algo. Volvés más armado de alguna forma, porque te adaptás a la dinámica. Los más pequeños del grupo también tuvieron que resolver. Por ejemlo: el sistema de colectivos que se maneja es por horarios, no por boleto. Cuando sacás un boleto tenés media hora para usar los transportes en general de Praga. Los tranvías son con el mismo boleto.

RSM: Volviendo a la danza. Presentaron por primera vez un cuadro de La Telesita. ¿Cómo fue el proceso de armado y su presentación?

RC: Yo empecé a hacer folclore acá a los 8 años. Ya en el secundario formé un grupo de danza y luego en la universidad formé otro. Volví  a San Martín de los Andes y comencé con Albricias, que tiene 40 años de historia. Pero  antes de hacer ese cuadro pedí mucha información a Santiago del Estero. Tengo guardadas muchas cartas, porque en el momento que empecé, no podía acceder desde acá a una biblioteca en Santiago del Estero. Entonces empecé a pedir información. Me mandaban cartas manuscritas y la historia de La Telesita. Empecé a estudiar bastante y fui transformando esta historia en diferentes formas de hacer el espectáculo. En una época tomé un trabajo de Carabajal donde ellos cuentan la historia en forma musical y utilizan un relato. Ese fue el primer trabajo que hice con La Telesita. Y después me pareció muy soberbio de mi parte que al público le tenía que explicar las cosas, cuando el público tiene más imaginación que uno. Entonces empecé a sacarle la parte contada, y a permitir que el público imaginara la historia, y a ver si realmente podía contarla con este lenguaje corporal. Entonces el cuadro tuvo muchas transformaciones hasta lo que es hoy. No sé si estoy en el camino adecuado, pero sé que intenté varios caminos. Como todo coreógrafo soy muy inquieto y voy a seguir buscando. El día que diga que «ya está» me voy a ir a mi casa a mirar las cosas desde afuera.

RSM: Tiene que ver con lo que decían de la evolución de la danza. Con el paso del tiempo uno tiene otra mirada de las cosas.

RC: Claro, y otras técnicas de la danza. Lo que no podés decir a lo mejor con una estructura desde el folclore, es necesario incorporar algo más del contemporáneo. Algunas formas  diferentes para acceder más fácil a este lenguaje que es difícil. El lenguaje corporal es difícil porque va cambiando continuamente, porque antes una obra duraba veinticinco minutos, hoy si hacés una obra que dura ese tiempo te quedás con la mitad del público. Porque la concepción del espectáculo es cambiante y los espacios también lo son. Entonces la transformación la hacés porque al público lo vas estudiando desde otro lugar. En un principio parece que trabajamos para sentirnos bien nosotros, pero en realidad cuando uno asume la responsabilidad de hacer un espectáculo uno trabaja para los demás. Te adaptás a los tiempos del espectador. Y ya sabemos que los tiempos de la televisión son cada vez es más fugaces. Antes el tiempo exacto eran veinte minutos; ahora aprendimos, en este viaje, que en seis minutos podíamos hacer un espectáculo, el día que teníamos unos minutos más festejábamos. Numa vio en mi cuarto los papeles para poder transformar lo que llevábamos.

N: Nuestro cuadro más corto tenía 12 minutos y llevamos uno por cada región. Llevamos 5 cuadros. 

RC: A mí me habían mandado la información que teníamos de 12 a 15 minutos y una actuación de una hora. Un día hicimos 7 presentaciones.

RSM: ¿Y cómo hicieron para adecuar los cuadros?

N: Los sintetizás. Ajustás el principio y el final tanto del saludo, o de la introducción si es específica o no, y lo arreglás con los músicos por supuesto, ellos van a tocar la música y está cronometrado.

RC: los músicos estaban tocando una ranchera, y entonces tiene que ser mas rápido para que entre en ese tiempo (Risas).Los músicos se encargaban de cronometrar también.

RSM: Tuvieron la capacidad de adaptarse y cambiar también lo corporal sin afectar el resultado.

N: El día que te dan una hora, armás el espectáculo. En nuestro caso fue el último día, la última presentación. Hicimos la expresión completa y Albricias se desplegó mucho más. Y por supuesto, que eso también rinde. Además fue el día más emotivo.

RC: también está el aprendizaje. Cuando tenés un espectáculo más largo, regulás la energía. Con seis minutos, empezás arriba y terminás arriba. No puede existir la desconcentración. Es como son allá: viene el tren y te dan cinco minutos y subís con todas las valijas porque si no te quedás. Que también lo vivimos (Risas)

RSM: ¿Casi pierden un tren?

N: No llegamos a perderlo. Pero nos apuraban, y cada uno llevaba tres valijas con los vestuarios (Risas)

RC: Diecisiete kilos de traje llevaba cada uno.

RSM: ¿Qué les gustaría destacar de esta experiencia que vivieron?

RC: Yo he viajado bastante más con diferentes grupos. Esta vez juntamos individuos que manejaron muy bien la tolerancia y el respeto. No hubo ningún tipo de conflicto, siempre hubo gente solidaria para ayudar al otro. Y en eso el grupo no tuvo problemas. Los más chicos extrañaron a su familia porque es lógico. Pero inmediatamente se crea una determinada sensibilidad. Los chicos se lo supieron bancar. Lo que me interesa es que el grupo funcione y que esto sea un incentivo para entender que con equipo, con organización, con respeto se pueden lograr los sueños. Es decir, aquello que parece imposible, sin organización y sin el apoyo de tus compañeros que piensan totalmente diferente a vos, si son capaces de cuidarte las espaldas, con ellos se pueden lograr muchas cosas. Y creo que pasa por ahí. Organización, respeto, solidaridad y entender al otro en todas sus diferencias, que en definitiva son las que suman a que las cosas sean mejores. Lo del escenario, lo del éxito dura tan poco porque no alcanza una noche. Porque esa noche termina con la euforia que hiciste las cosas bien y al otro día hay que empezar todo de nuevo. No es el éxito, sino cumplir un sueño. Muchos de los bailarines no conocían Buenos Aires, por ejemplo.

N: Para destacar algo muy sentido por mí es que este éxito y este privilegio es fruto de mucho trabajo destinado a poder obtener este pequeño tesoro accesible por todos. Yo trabajo con la expresión como materia y me importa mantener como mensaje que este grupo viajó a República Checa a realizar este sueño que es accesible a cualquiera. Por supuesto que fue un privilegio, pero no es que hicimos algo antes, sino que hubo mucho trabajo, una puesta en común, una mentalidad y pasión puesta al servicio, y con estos condimentos todos tenemos la posibilidad. Decimos que está bueno que abrace un poco la incomodidad, que se tenga un poco de la locura del artista, pero es algo que es prestado, el folclore es de todos.

Luego de su paso por la República Checa, tendremos la oportunidad de disfrutar de Albricias el 29 de septiembre en el Centro Cultural Cotesma antes de que vuelvan a emprender viaje, pero esta vez a las tierras de La Telesita, en Santiago del Estero, donde se presentarán el 11 de octubre.

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