Antonio Berni: el arte como testimonio y acción

El próximo viernes 8 de julio, a las 20hs, inaugura en la Sala Municipal de Exposiciones Lidaura Chapitel, la muestra «Berni: Antonia y otras mujeres», armada especialmente para recorrer la provincia del Neuquén a partir de piezas de colección privada. Estará disponible para recorrer todos los días hasta el 28 de julio, con entrada libre y gratuita.

Cada año, la sala Lidaura Chapitel se propone traer una muestra nacional para disfrute de la comunidad sanmartinense. En este 2022 es el turno del enorme Antonio Berni, un artista que recorrió diferentes disciplinas con la fuerte convicción de que el arte es testimonio y es acción, teniendo como objetivo principal contar, señalar lo invisible que está contenido en lo visible.

Esta muestra, que estará disponible durante todo el mes de julio, representa un esfuerzo mancomunado entre los municipios de San Martín, Zapala y Neuquén, para lograr un acompañamiento de la legislatura provincial y establecer un corredor cultural por el cual las obras recorreran estas tres ciudades. Cabe destacar que las piezas pertenecen a coleccionistas privados que no fueron expuestas previamente en museos.

En esta ocasión, con la producción artística de Patricia Moreira y la curadora Cecilia Rabossi, la muestra se centra en las fotografías tomadas por Berni en la década de 1930, en prostíbulos de la ciudad de Rosario, cuando participó en una investigación fotoperiodística sobre esos sitios clandestinos. Décadas después utilizó esas imágenes como puntapié para crear el personaje de Ramona Montiel y desarrollar, a partir de allí, trabajos en diferentes técnicas, como xilografias y grabados.

Esta exposición inaugura el viernes 8 de julio a las 20 hs y estará abierta a todo público de forma gratuita, de lunes a viernes, de 10 a 12hs y de 16 a 20hs; sábados y domingos de 16 a 20hs. Dato no menor es la posibilidad de realizar una visita guiada, disponible todos los días a las 18hs. El sábado 9 de julio, la guiada contará con la presencia de la curadora de la muestra.

Ramona y otras mujeres (Fragmentos del texto curatorial)

Las mujeres son una constante en la obra de Antonio Berni. Antes de desarrollar la gran saga de Ramona Montiel, personaje emblemático de su narrativa junto a Juanito Laguna, la representación del mundo femenino se introduce en su producción, ya sea en los retratos, en las mujeres en lucha o trabajando, en la intimidad del ámbito cotidiano, en los espacios público /privado de los prostíbulos o señalando dramáticamente las obsesiones que genera la búsqueda de la belleza física. 

En 1962, Berni presentaba a Ramona, como “…un personaje porteño, un personaje de trabajo pero a la vez tomado por el torbellino de la gran ciudad…”, un personaje ‘tironeado’ que vive distintas situaciones desde ser obrera, costurera y prostituta. Para caracterizarla, recordaba las imágenes de la letra del tango Milonguita. Pero a diferencia del tango, en Berni no hay una condena social o una postura moralista y Ramona no estaba destinada a un final fatal. Berni planteaba, incluso, la posibilidad de que sea una libre elección.  

En la década del 70, el artista se detiene en la coerción ejercida por los modelos hegemónicos de belleza femenina a través de la publicidad. En su serie la Obsesión de la belleza (1976) incorpora en el ámbito privado del hogar los aparatos de última generación anunciados desde la publicidad de los institutos de belleza. Los anuncios, presentes en las páginas de las revistas femeninas de la época, sirvieron de fuentes directas para la realización de las obras, revelando el método de trabajo empleado por Berni desde sus inicios. Las fotografías realizadas por él o tomada de medios gráficos servían para la construcción de sus obras. Su cámara Leica se convirtió en un instrumento de registro del entorno que Berni alternaba con sus apuntes realizados a lápiz.  

Es así que, en 1932, realiza un amplio registro fotográfico para ilustrar un artículo en Rosario Gráfico escrito por el historiador Rodolfo Puiggrós sobre los burdeles de Rosario. Esta investigación visual encargada a Berni, debía ser realizada clandestinamente y por ese motivo debía disimular la presencia de su cámara, muchas veces ocultándola por debajo de la mesa o camuflándola sobre ella, lo que lo llevó a la concreción de fotografías con encuadres, puntos de vistas y fuera de foco que le otorgan un carácter que lo alejan de lo meramente documental. Este material fotográfico, sin duda, constituye un antecedente en el desarrollo del mundo Ramona Montiel y sirvieron, en el año 1980, como disparador concreto para la realización de una serie de dibujos sobre el tema. 

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