Sanmartinenses en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

Durante las últimas dos semanas, se estuvo desarrollando en Buenos Aires el evento literario más grande del país, con invitados de todas las provincias y de otros países. En este contexto, y gracias a las gestiones del Ente Cultural Patagónico, varios autores y autoras de nuestra ciudad viajaron a presentar sus obras y representar a la región. RSM conversó con algunos de ellos para conocer detalles de esta experiencia.

Graciela Rendón

El 29 de abril, el Fondo Editorial Neuquino (FEN) presentó el libro de narrativa para infancias “Qué querés ser cuando seas cuento”, conformado por textos de diversos autores y autoras de la provincia, que también se trasladaron a formato audiolibro. Como miembro de la comisión saliente, Graciela Rendón participó de esa charla, y además presentó el último libro de narrativa infantil de su autoría: “Un Nawell me mostró el camino”. 

Sobre la presentación del libro del FEN, Rendón expresó: “Fue un momento maravilloso, del que participó mucha gente. El stand del Ente Patagónico es hermoso, con material de los fondos editoriales de todas las provincias de la región, desde La Pampa a Tierra del Fuego. Yo me siento muy neuquina y me sienta muy bien que me recorra el cuerpo todas esas voces. Estuvieron presentes autores de muchísimos lugares y hay una diversidad de libros muy importantes. Valoro muchísimo esta unión”.

“Un Nawell me mostró el camino” retrata una infancia mapuche, en la que los padres se trasladan a trabajar a la ciudad por falta de recursos en el campo. La protagonista es su hija, que entabla un fuerte vínculo con su abuela. “Una vez el Lonco Ariel Epulef me dijo que los libros son nuestros abuelos. Es muy lindo el vínculo que tienen con los abuelos, son los que dejan el legado. Yo vi mucho eso en el campo y quería revalorizarlo”, contó la escritora.

Matías Castro Sahilices

La presentación de Salvaje Sur, el proyecto de revista literaria de Matías Castro Sahilices, se desarrolló el miércoles 10 de mayo, a cargo de Raúl Mansilla, quien se desempeña en el área de Patrimonio del Ministerio de las Culturas. A sala llena, la charla contó con la presencia de muchos de los autores y autoras que participaron en las distintas ediciones de la revista, quienes también dirigen sus propias publicaciones y forman parte, con sus obras, del mercado literario. 

“Esto es todo un reconocimiento, porque es una industria amarga y esta invitación suma mucho. Nosotros estamos en el interior del interior, es horrible decir eso, pero es así. La feria está organizada en un país que sigue siendo unitario, y en San Martín tenemos dos problemas: primero está el filtro porteño, que decide quiénes están en el canon, qué se tiene que leer y las tendencias; y luego el filtro de Neuquén Capital. Lo loco es que San Martín tiene un movimiento de narradores, narradoras, poetas y editores que, por cantidad de habitantes, supera ampliamente a otras ciudades de la Patagonia”, explicó el editor.

“El Ente es un frente común para darle importancia a los autores de toda la Patagonia, una región tremendamente conectada con el mundo de la literatura. Nos merecemos un lugar en Buenos Aires, que es la gran vidriera de todo lo que se produce”, expresó.

Salvaje Sur es una revista dedicada a la narrativa breve, dentro de las temáticas del Pulp, el Western, la Gauchesca, la literatura negra, y formada por escritos originales de autores de toda la región, reconocidos en este territorio pero quizás no tan valorados en Buenos Aires. Dentro del equipo de trabajo, participan artistas ilustradores reconocidos, que aportan a la gráfica de la revista, reproduciendo también las publicidades originales de la época. “El principal logro de este proyecto es eso, movilizar a estos autores, que son súper talentosos y que tienen la amabilidad de participar, para que sean leídos en otros lugares. Estoy muy contento porque se los está leyendo en todo el país”, concluyó.

Marcelo Gobbo

El viernes 12 de mayo fue el turno de presentar, de forma conjunta, tres obras del escritor sanmartinense Marcelo Gobbo: Restos Culturales (Premio Internacional de Cuentos Juan Ruiz de Torres 2022), La necesidad de los vivos (poesía), y Nombres Propios (relatos sobre personajes sanmartinenses, con fotografías de la artista local Camila Calderoni). 

La presentación comenzó narrando el germen que originó Nombres propios, a partir de la propuesta de relatos narrados en audio para el proyecto QR, que aun se encuentra disponible en puntos de la ciudad: “En esa experiencia vi que tenía suficientes relatos para un libro, de los cuales hice una selección porque la idea no era abrumar con demasiados personajes sanmartinenses. Tampoco quería hacer un documento histórico así que cualquiera puede hacerse su propio retrato de cada persona”, explicó Gobbo desde el escenario, entre el murmullo natural de la feria del libro.

Restos culturales es un libro de relatos que cuenta con textos escritos hace 25 años y otros más nuevos, escritos en pandemia: “Creo que con este me quedé sin reserva de cuentos. Cuando envié el libro al concurso me di cuenta de que me había equivocado, porque los relatos eran muy locales y el certamen era español. Sin embargo, resultó que funcionó, algo les gustó. Cuando decidí publicarlo en Argentina le corregí algunas cosas”, contó, entre risas, ante la afirmación de que suele corregir mucho sus textos. En este libro, los relatos se proponen rescatar, como indica su título, los restos culturales que van quedando en las personas (muchos de ellos, personajes locales) y que, de alguna manera, los representan.

La necesidad de los vivos es el libro más reciente, un trabajo de hace seis años aproximadamente: “Tiene una historia peculiar, yo quería que saliera porque la segunda parte está dedicada a un poeta neuquino amigo mio, que yo sabía que estaba enfermo. Ya le había regalado el poema, que es el más largo del libro, con una linea política que está relacionada con su trabajo. El día que sale el libro, esa noche, el hijo me avisa que había fallecido. Nunca pudo verlo en físico”, expresó el autor.

Rafael Urretabizkaya – Texto enviado por el autor desde la Feria Internacional del Libro:

Este año pasé por la 47 º Feria del libro de Buenos Aires. Tuve la suerte de que me invitaran junto a otros varios escritores y escritoras de Patagonia.

Neuquén integra el “Ente Cultural Patagónico” donde las provincias del sur se han reunido no solo para disponer de un stand, (un lugar común tal vez más grande); creo que sobre todo para acompañarse, para pensar en grupo, para acompañarnos, conocernos y poder ofrecer en un evento tan gigante como esta feria internacional, una visión de quiénes somos y algunas de las cosas que sentimos, que nos cruzan, y que por esto se hacen libro. Todas personas llegadas desde las direcciones de Cultura de cada provincia, receptivas a dar lo mejor para que los encuentros entre nuestros libros y los lectores se produzcan. La gente de Neuquén en particular, muy gauchas, muy amables, muy buenas haciendo su tarea; te transmiten la sensación de que conocen los libros que escribimos y que les gusta difundirlos.

Otro año irán otras y otros escritores, y ojalá siempre estén los libros que se han editado en la región. Bien por eso.

Participé de varias actividades. Una mesa sobre Literatura Patagónica para Infancias y Adolescencias, junto a gente de Santa Cruz, Río Negro y Tierra del Fuego; lo hice con “Circo” de Ediciones Silvestre. Presenté “Chamamecero Serial” (Editorial Brumana, Rosario). Estuve acompañado de Griselda Martínez, (genia de Cultura Neuquén que había pensado para la ocasión cosas curiosas sobre mi novela) y también por Caro Musa, la editora. Caro es una militante de los libros y la edición, que se vino para esto desde Rosario, así que imaginate. Participé de una actividad organizada por “Salvaje Federal” con la lectura de “La enamorada del muro”, de la gran poeta rosarina Estela Figueroa, que falleció hace poco. Esto fue junto a la escritora Selva Almada, el escritor Cristian Wachi Molina y el contemplador Ñato Cafetal.

Dice en un fragmento el poema de Estela:

Todo amor nace

a partir de una pequeña confusión.

Nadie puede decir con certeza

si es el muro el que sostiene a su enamorada

o es la enamorada

la que sostiene el muro.

Participé de la presentación del nuevo material educativo “Las abuelas nos cuentan”, realizado por el Ministerio de Educación y Abuelas de Plaza de Mayo. En esta nueva colección aparecen dos cuentos que escribí hace un tiempo, “El reencuentro” y “Vicente y Sofía”. En la presentación compartimos el rato con María Valenzuela Negro, nieta recuperada que busca a su hermano mellizo junto a su familia, y con las escritoras Paula Bombara, Marina Elberger y Natalia Porta López que además es la directora del Plan de Lectura. De este libro se hicieron si no escuché mal 240.000 ejemplares, y están llegando por todas las escuelas. Un orgullo y emoción muy grande estar junto a nuestras Abuelas.

Estuve en la sede de la Compañía Nacional de Autómatas “La Musaranga”, en Beccar, para el estreno de “Romance de circo”. Una de marionetas realizada con los poemas de “Circo”, el libro de poesía que algo les conté más arriba.

También tuve la suerte de que Ana Gómez (poeta y profesora de esa universidad) me llevara a conocer la Universidad Nacional de Moreno. Nos tomamos el tren Sarmiento y ni bien van desapareciendo las colas para que las escritoras del año firmen un libro; aparecen los muchos y muchas volviendo o yendo a sus trabajos, buscando el pan, el abrigo. De repente, y sin poder aflojar esa mirada sorprendida que tenemos cuando andamos los del interior por Buenos Aires, viene un asombro que le gana a todo y es el de ingresar después de algunas callecitas a una universidad increíble. Aulas hermosas llenas de estudiantes, de todas las edades, de los multicolores de nuestro país diverso y maravilloso.

Universidad inaugurada en 2009 que cada día pone fichas para hacer verbo su lema que leí por ahí «Tu lugar, tu universidad, tu futuro». Tiene cerca de 20000 estudiantes. Estuve en la biblioteca junto a un sector luminoso y cuidado donde se encontraban los hijos pequeños de algunas estudiantes. Les leían y jugaban con ellas y ellos mientras sus madres estaban en clase. Estuve también en una cátedra donde estudiaban un texto de José Carlos Mariátegui vinculándolo con el trabajo social. Me senté al lado de Milagros, Yésica y Lisa. Me convidaron mate y todo lo que saben y sentí que no sé nada de tantas cosas y también sentí una fe profunda en ellas. De esa “porquesí”. Esa confianza del estilo de la que anda trayendo la poesía, es decir una confianza a “todo trapo”.

Más o menos así, más o menos asá fueron los días, agradecido con la invitación pegué la vuelta. Ante la inmensa descomunal cantidad de libros que uno ve en la Feria, no pude dejar de pensar como estarán distribuidos estos libros. Así como el mundo ya dispone de la comida para que todos nos alimentemos y sin embargo tenemos gente con hambre, lo mismo con los libros. Somos una especie rara los seres humanos. Por eso está bueno y es imprescindible que “el estado” intervenga con todas la acciones de promoción de lectura y acercamiento del libro a sus lectores. Porque está claro que hay abismos entre los puntos de partida de algunas infancias y otras. Esa diferencia se debe saldar reparando, en este caso concreto llevando libros donde no hay y con la preparación de los mediadores para que ese encuentro sea feliz y duradero. Algo así charlamos en la mesa de infancias. Acciones que se deben pensar, hacer, pensar mejor y seguir haciendo, al infinito.

Entiendo que son “para que esto suceda”, las acciones en favor de los libros y la lectura. Entiendo que son para que “todos y todas” tengan. Tarea grande y permanente de la que una feria en Las Ovejas, en Buenos Aires o en la Escuela del barrio, son una parte, y son importantes. Entonces digo gracias otra vez.

Por el patio de casa llegaron los loros. Se comen las últimas tres manzanas que quedaron en el árbol y las semillitas del abedul.

Fotos: cortesía.

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